Espacio para la cultura

Sigo otorgando la oportunidad de expresarse libremente a quienes lo deseen (teléfono, Clarín) y en este caso la señorita Sol (que con ese nombre inspira ternura ¿viste? es tan..Sol,¿no?) se anota con su visión de los tipos complicados. Después, lo que piense cada una ya es cosa de ustedes y sus mambos, histéricas (?):

Resulta ser que el dueño de este coso tiene la teoría de que a las mujeres nos gustan los tipos difíciles, y cómo yo, en un rapto de hacerme la cancherita y experimentada, le dije que podría dictar un master al respecto, a mi vecino Lanusense se le ocurrió que sería una buena idea que escriba al respecto para su blog, y yo ahora me quiero cortar las bolas que no tengo, pero como la gente de Lanús tiene códigos, voy a hacer el intento.

Tengo que admitir que la teoría de mi vecino es cierta. Seguramente hay excepciones a la regla, pero me animo a decir que la generalidad de las minas, por lo menos en algún momento de nuestras vidas, morimos de amor, con llantos y lamentables estados de borrachera incluidos, por un tipo difícil.

Levante la mano quién nunca se enamoró de un tipo casado o con novia, un profesor, un galancete de esos que lo único que le interesa es ponerla en cuanto agujero con patas encuentra por ahí pero nada más, un primo, un puto, el novio de una amiga, uno que anda llorando por los rincones porque extraña a la ex que lo dejó, un drogón, un borracho o un confundido.  Admitámoslo, todas en algún momento morimos de amor por alguno de estos especimenes, con la secreta esperanza de que la fuerza de nuestro amor iba a hacer que cambien, que dejaran el lado oscuro (o a la mujer) y siguieran por el camino del amor y los pajaritos de colores de nuestra mano.

Full shits!

Son todos delirios de nuestra quemada cabecita que terminó perdiendo la noción de la realidad por atiborrarse de películas románticas y chocolates en noches de sábado que nos quedábamos en casa mientras ellos se garchaban a la mujer, salían con la novia, se encaraban a algún gato, estaban drogándose en alguna esquina o se preguntaban si terminaban la carrera en Buenos Aires y seguían trabajando en la multinacional en la que estaban o largaban todo y se iban a hacer artesanías a Brasil abajo de una palmera. 

Las mujeres tenemos alma de mártires, es así. Desde que somos chiquitas nos lavan el cerebro con las historias de las princesas y los sapos que se convierten en príncipes. Nos inculcan como una especie de religión que el amor todo lo puede y que por amor hay que sufrir porque después las recompensas serán sublimes, pero son todas mentiras!  Mal que nos pese, la vida real no es como en las películas, y en el peor de los casos, si se pareciera a una película, sería a Simplemente no te quiere o 500 días con ella.

Por suerte después de mucho llorar, quemarle la cabeza a amigas varias y comer mucho chocolate, terminamos entendiendo que el amor es de a dos y que es al pedo empujar cuando la pija es corta.  Cuando no son los dos los que se quieren y tiran para el mismo lado, una sola no puede hacer nada y tooooooodooooo ese amor para lo único que sirve es para taparnos los ojos y no dejarnos ver a otras personas que tenemos cerca, que pueden ser mucho más reales, simples y pueden hacernos mucho más felices.

Bueno, no sé si esto habrá sido lo que esperaban leer, no creo, no me salió ni gracioso ni para generar guerra de sexos, pero es lo que me dejó mi experiencia en el terreno amoroso después de haber salido con un primo, un preso, un casado, varios con novia y otros tantos con suficientes problemitas como para sacar abono de por vida con algún psicólogo.  Ahora si me disculpan me voy a poner linda que hoy seguramente viene el ayudante lindo de auditoría a dar clases.  Adiós.