lunes, 2 de febrero de 2009

Caprichos Literarios



Un día de otoño comencé a leer un libro.
Era muy interesante y estaba tan inmerso en la lectura que al cabo de dos días solo me restaban diez hojas para el final.
Luego, algunos problemas de trabajo y reuniones familiares impostergables me alejaron de él durante unos meses.

Cuando finalmente llegó el verano y dispuse de un poco de tiempo libre me propuse terminarlo.
Pero cuando lo abrí sus hojas estaban en blanco.
El muy caprichoso se había ofendido.

2 comentarios:

oenlao dijo...

si sucede. yo por momntos no logro seguir el hilo donde habia dejado. es el libro el lo impide.

Tefilina dijo...

si será guacho, el libro!!!
perdóoon!!! me colgué el domingo, pero... ya sabés, yo soy así.
Imagino que ya te vas para Rosario... así que avisame cuándo volvés y nos vemos y armamos lo del guión o lo que sea, beso!